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Cuando la calidad de tu producto no es suficiente

 
Muchos empresarios consideran que sus productos o servicios son de mejor calidad que el de sus competidores, basados en lo que cada quien considera que es calidad, porque hay que decirlo, no se podría establecer un parámetro universal de calidad; mientras que para unos la calidad está en la eficiencia o vida útil de un producto, para otros podría ser el servicio al cliente y no el producto en sí, por ello se torna complejo plantear la premisa de que un producto es de mayor calidad que otro.
 
Podría poner como ejemplo a McDonald’s, muchos podrían pensar que sus productos no son de calidad, mientras que sus competidores podrían asumir que sus productos son mejores, pero la pregunta es ¿mejores en qué? Efectivamente Carl’s Jr podría asumir que sus hamburguesas son más competitivas, pero cuando tu hijo está en McDonald’s y le compras su “Cajita Feliz” y está emocionado por su juguete sorpresa, y disfruta los juegos y al final te dice gracias papá por haberme traído me divertí mucho el concepto de calidad podría ser distinto.

Hemos caído en el error de suponer que el producto de mayor “calidad” será el que más éxito tendrá en el mercado, sin darnos cuenta que en el mundo competitivo en el que estamos sumergidos ya no comercializamos productos sino experiencias. Te has preguntado alguna vez ¿cómo es la experiencia de tus clientes con tu producto o servicio?, ¿recuerdan a tu empresa de manera positiva o negativa?, ¿te recomendarían?, o solo visualizas a tus clientes como una transacción, un número o una base de datos.

Es fundamental ver al cliente como una persona, con sus deseos y necesidades, con sus motivaciones y percepciones, porque podríamos debatir ampliamente qué es calidad, pero la realidad es que calidad será aquello que tu cliente crea que lo es, lo que le interesa, la forma en que solucionas su problema con tu producto o servicio, es decir, la calidad es una percepción de tu consumidor, no tuya como empresario, sino enfocada en lo que tu cliente anhela, desea, aspira y quiere.

Mientas sigamos centrando los esfuerzos comerciales en satisfacernos a nosotros mismos porque eso es lo que me gusta, sigamos haciendo campañas para que le gusten al jefe, sin duda alguna estaremos comprometiendo la continuidad de nuestra propia empresa con todo lo que ello implica. “La calidad es ante todo prestar un servicio y satisfacer al cliente. Ocupémonos más del cliente y la calidad se ocupará de sí misma” Brian Codling
 
 
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